Aplicando nuevos patrones de comportamiento que enriquecen la relación familiar
Lectura Bíblica: Salmos 139:1-10; Juan 13:34, 35; 1 Juan 4:7-12
Introducción:
Siempre hay una nueva oportunidad para cambiar. Dios nos ofrece esa opción: la de emprender un nuevo camino. No importa cuánto hayamos fallado en el pasado, el Señor nos abre las puertas para identificar errores, arrepentirnos y aplicar correctivos con Su divina ayuda. El proceso comienza cuando hacemos un alto en el camino, evaluamos el daño que hemos causado a nuestra familia y disponer el corazón para aplicar correctivos. ¡No estamos solos, Dios está con nosotros en ese propósito de transformar nuestra vida y personal!
I.- Es tiempo de hacer un alto en el camino: Por nuestra vida y la de los miembros de la familia (Salmos 139:1-10)
1.- Sólo Dios conoce nuestros más íntimos pensamientos (vv.1, 2, 4)
2.- Dios conoce nuestros errores y aciertos, los que han ejercido influencia en nuestro entorno familiar (vv.3, 5, 6)
3.- Podemos engañar a las personas pero jamás podremos engañar a Dios. Ni siquiera podemos huir de Su Presencia (vv.7-10)
4.- Si Dios nos conoce hasta en el más mínimo detalle, puede ayudarnos en el proceso de cambio.
5.- Es necesario disponer nuestro corazón para el cambio.
II.- Debemos aplicar el amor de Dios también en la relación con la familia (1 Juan 4:7-12)
1.- Cuando amamos a nuestra familia testimoniamos que realmente conocemos y experimentamos el amor de Dios (vv.7, 8)
2.- Si dios manifestó el amor que nos tiene al enviar a Su Hijo Jesús, nosotros debemos hacer práctico ese amor con nuestro cónyuge e hijos (vv.9-11)
3.- Es fundamental que revisemos nuestros patrones de comportamiento con la familia:
a.- ¿Testimoniamos del amor de Dios?
b.- Nuestros pensamientos y acciones reflejan el amor de Dios?
4.- Hay acciones que revelan el amor de Dios que testimoniamos a nuestro cónyuge e hijos:
a.- Utilizar palabras de edificación
b.- Los detalles del cónyuge e hijos
c.- Brindar apoyo a la familia
d.- Dedicar tiempo de calidad a la familia
e.- Contacto físico: Un abrazo, un beso, una palmadita en el hombro
5.- El mayor problema que tenemos es que no sabemos expresar el amor por nuestra familia.
III.- El mayor distintivo del cristiano es amar a su familia (Juan 13:34, 35)
1.- Lo que hacemos o decimos, ¿expresa el amor de Dios en nuestras vidas, dirigido a nuestras familias?
2.- ¿Hemos identificado qué debemos cambiar y cómo vamos a hacerlo?
3.- En adelante es importante asumir cinco patrones de comportamiento que evidencian cambio en la relación familiar:
a.- Controlas nuestras emociones y reacciones (2 Pedro 2:19 b)
b.- No permitir que nos gobierne la amargura (Hebreos 12.15)
c.- Renunciar a un comportamiento destructivo (Efesios 4:31, 32)
d.- Evitar discusiones innecesarias a nivel de pareja y con los hijos (Proverbios 20:3)
e.- Pensar, actuar y hablar conforme a la voluntad de Dios (Salmos 19:14)
Conclusión:
La familia es muy importante; es una bendición de Dios para nuestras vidas. Nuestro cónyuge e hijos constituyen nuestro primer ministerio. Es un principio que jamás debemos olvidar. Si permanecemos enfocados en esa dirección, daremos pasos significativos hacia el cambio y crecimiento, con ayuda de Dios. Esa transformación ejerce una poderosa influencia positiva en nuestro hogar. Es necesario tomar hoy esa decisión de cambiar, y jamás podemos olvidar que con ayuda del Señor Jesucristo tenemos asegurada la victoria.
Publicado en: Sermones
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