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¿Cómo elaborar estudios bíblicos?


(Lección 13)

¿Cómo elaborar estudios bíblicos? (Lección 13)

Introducción

“¿Cuál es el método más sencillo, práctico y, sobretodo, eficaz para realizar un estudio bíblico?” Esta es una de las preguntas que recibo con mayor frecuencia en el volumen que recibo diariamente de correspondencia. Y es natural. Los nuevos creyentes, pero también aquellos que llevan un buen tiempo caminando de la mano del Señor Jesucristo, desean aprender más de Su Palabra y quieren aprovechar al máximo la lectura diaria y devocional de la Biblia.

A esta inquietud se suma el interés creciente en nuestras congregaciones por formar líderes que contribuyan a llevar la carga y estén debidamente capacitados para ejercer la labor de evangelización y predicación.

Unos y otros confluyen en la necesidad de realizar un estudio sistemático de las Escrituras de manera que, además de recibir edificación espiritual, puedan extraer mensajes para compartir con otros creyentes.

Con el propósito de responder a ese interés, desde el Ministerio de Evangelismo y Misiones “Heraldos de la Palabra” hemos diseñado la presente serie, que esperamos, constituye una valiosa herramienta para cada uno de nuestros lectores.

¿Qué se requiere para iniciar un estudio bíblico?

Ante todo se requiere disposición de sacarle provecho al texto objeto de estudio, encontrando lecciones para su aplicación práctica en la vida. Un buen número de cristianos no son muy asiduos a la lectura y, cuesta reconocerlo, no son estudiantes regulares de las Escrituras. Pero una vez aprendan a realizar un estudio, estamos seguros que su actitud será diferente.

La libreta de notas

Al iniciar la elaboración de un estudio bíblico, es fundamental tener a mano una libreta de notas. Allí el estudiante de la Biblia irá consignando apuntes sobre aspectos que le llamen la atención en la lectura, pero también podrá registrar anécdotas e información que en el futuro le sirvan para ilustrar los mensajes.

Un diccionario

De acuerdo con la versión de la Biblia que se utilice, hay términos que pueden ser desconocidos para el lector. Por esa razón le recomiendo que tenga a mano un diccionario. De esa manera podrán absolver interrogantes sobre palabras que desconoce.

En la medida que vaya leyendo y desconozca alguna expresión, el estudiante la anotará en su libreta y buscará el significado. Esto ayudará a enriquecer su léxico y por supuesto, facilitará su comprensión de la lectura.

Mucha oración

El encontrar revelación en la Palabra de Dios siempre debe estar antecedida por un buen tiempo de oración delante del Señor.

Históricamente ha sido así. Los hombres y mujeres que mantuvieron un estrecho contacto con el Creador, recibieron siempre mensajes nuevos. Y con la lectura de la Biblia ocurre lo mismo.

Lectura panorámica del texto

El primer paso al comenzar un estudio bíblico es definir qué pasaje queremos estudiar.

En caso que se trate de un libro de la Biblia (todo el texto de Jonás, por ejemplo), lo aconsejable es realizar una lectura rápida, sin mayores prevenciones.

Imagine que se encuentra en lo alto de una montaña. Desde allí puede divisar toda su ciudad. Las calles, las transversales, los pasajes. Es cierto, no puede particularizar una dirección o determinar el color específico de una edificación, pero tiene una visión muy amplia de la zona urbana. Ve todo. Eso es lo que ocurre cuando realizamos una lectura rápida: nos permite tener a una idea general del texto.

Los términos que desconozca, aquellas cosas que le llamen la atención o quizá, aspectos que en otras ocasiones no le despertaron interés pero ahora pareciera que cobran una importancia especial, debe anotarlos en su libreta.

Resumir las ideas

Cuando vaya a apuntar algo que le llamó poderosamente la atención, le sugiero que sea lo más breve posible. Simplemente anote la idea general. Por ejemplo, los versículos 1 y 2 del Salmos 23. Dice el texto: “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce...” (Nueva Versión Internacional).

Al resumir, usted podría colocar: “Dios es mi pastor”, “Dios es mi proveedor” o simplemente “Dios nos cuida en todo”. Esas ideas concretas nos permiten, de un lado recordar fácilmente la información, y de otra parte, nos preparan para la elaboración de mensajes.

Hay que destacar que los resúmenes facilitan formarnos una idea general de todo lo que trata el texto objeto del estudio. Facilitan la elaboración de esquemas fáciles de estudiar.

Es importante tener en cuenta que la división de un libro de la Biblia en capítulos, en ocasiones no corresponde al paso de un tema a otro. Debemos ser muy cuidadosos con eso, para no perder el hilo del asunto que viene tratando el autor. Este aspecto lo abordaremos en el siguiente capítulo, en el que podremos mirar qué es texto, qué es contexto y la importancia de mirar qué hay antes, durante y después del pasaje que estemos analizando.

Publicado en: Escuela Bíblica Ministerial


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