Del pecado al arrepentimiento, un paso de victoria.

Base Bíblica: Salmos 32:1-11

Introducción:

Cuando nuestra vida está sumida en el pecado, lo más probable es que experimentemos decaimiento físico y espiritual. El estancamiento toma fuerza y, antes que desarrollar un proceso de crecimiento en todas las áreas de nuestra existencia, vamos de camino a un revés; volvemos atrás, lo cual va en contravía del propósito eterno de Dios para nosotros.

A lo que nos llama el Señor, es a evaluarnos, arrepentirnos del pecado y emprender una nueva vida. Prendidos de la mano del Señor Jesús podemos lograrlo.

I.- EL PECADO DESTRUYE NUESTRA VIDA FÍSICA Y ESPIRITUAL

¿Qué produce el pecado en nuestras vidas?

1.- El pecado nos enferma (v. 3 a)

2.- El pecado nos produce desasosiego (v. 3 b)

3.- El pecado nos distancia de Dios (v. 4 a)

4.- El pecado nos produce aridez espiritual (v. 4 b)

5.- El pecado nos roba la paz y la felicidad (v. 10 a)

II.- DEBEMOS DESPOJARNOS DEL PESO DEL PECADO

¿Qué debemos hacer frente al pecado?

1.- No debemos seguir luchando contra la misericordia de Dios (v. 9)

2.- Debemos volver la mirada a Dios y pedirle perdón (v. 5)

• Si confesamos el pecado, Dios nos perdona (1 Juan 1:9)
• El poder de Dios es ilimitado (Miqueas 7:18, 19)
• Debemos buscar a Dios mientras puede ser hallado (v. 6)

3.- Si buscamos el perdón, Dios nos guiará por el camino que debemos andar (v. 8)

4.- Al arrepentirnos del pecado, Dios vuelve a llenar de gozo nuestro corazón (v. 11)

III.- ABANDONAR EL PECADO Y VOLVERNOS A DIOS, TRAE BENDICIONES

¿Qué produce el perdón de Dos?

1.- Dios perdona nuestro pecado y lo cubre, dándonos una nueva oportunidad (v. 1)

2.- Dios no nos culpa de iniquidad (v. 2 a)

3.- Dios será nuestro refugio en todas las circunstancias (v. 7)

• Dios nos guardará de la angustia.
• Dios nos traerá liberación.

4.- Dios rodea con misericordia a los que se arrepienten (v. 10 b)

Conclusión:

La mejor decisión que podemos tomar, es hacer un alto en el camino y evaluar cómo anda nuestra vida delante de Dios. Sin duda comprobaremos que hemos dado margen al pecado, y al gobernarnos, esa decisión influye negativamente en nuestros pensamientos y acciones.

Se produce una afectación en nuestra vida física y espiritual.

Si nos arrepentimos, Dios es misericordioso y su amor por nosotros no tiene límites. Todo eso es posible gracias a la obra redentora del amado Salvador Jesucristo (Juan 3:6).

Hoy es el día oportuno para revisar nuestra existencia y renunciar a la pecaminosidad para experimentar una vida plena.