El Espíritu Santo nos convierte en instrumentos útiles para el Reino
Base Bíblica: Juan 14:15-17; 16:7, 8;
Introducción:
Sobre el mover del Espíritu Santo se ha escrito tanto y a la vez, se ha especulado tanto, que corre el peligro de desdibujarse su verdadero propósito en el ser humano. Es cierto, fue enviado para que estuviera con nosotros siempre, pero su permanencia en nuestro ser tiene un propósito (Juan 16:8).
Transforma nuestra existencia, cumple el propósito de Dios en nuestra existencia y, además, nos capacita para cumplir la obra dispuesta por el Señor; nos capacita pero al mismo tiempo, nos torna eficaces (Hechos 1:8).
I. El Espíritu Santo fue enviado para que estuviera con nosotros siempre
1. La venida del Espíritu Santo es el cumplimiento de una promesa, un plan y un propósito anunciado por el Señor Jesús (Juan 16:7, 8)
a. Llegó al pueblo de Dios cuando el Señor Jesús terminó su ministerio terrenal
b. El Señor Jesús prometió que nos enviaría el Espíritu Santo
2. El Espíritu Santo fue enviado por Dios con una misión específica (Juan 16:8)
a. Convencer al mundo de pecado
b. Convencer al mundo de justicia
c. Convencer al mundo de juicio
3. El Espíritu Santo estará con nosotros para siempre (Juan 14:15-17)
a. El Señor Jesús pidió al Padre que lo enviara
b. El mundo sin Cristo no puede recibir al Espíritu Santo
c. El Espíritu Santo morará siempre con nosotros
II. El Espíritu Santo nos inviste de poder para que ayudemos eficazmente en la extensión del Reino de Dios
1. El Señor Jesús anunció que sus discípulos serían bautizados con el Espíritu Santo. Hoy también podemos recibir ese bautismo (Hechos 1:4)
2. El Espíritu Santo nos capacita para cumplir la misión en el Reino (Hechos 1:8)
3. La promesa del Espíritu Santo es para todos (Hechos 10:44, 15)
III. El Espíritu Santo nos concede el poder para rendir frutos en la extensión del Reino
1. Como ocurrió con los primeros discípulos, el Espíritu Santo nos capacita para cumplir la misión (Hechos 16:16-40)
2. Como mensajeros de Cristo somos eficaces en la medida en que el Espíritu Santo nos guía (Hechos 2:1-4)
3. El Espíritu Santo nos permite tener discernimiento espiritual en el ministerio y en los asuntos del Reino (Juan 16:13)
IV. Es Espíritu Santo mora en nosotros
1. Debemos valorar el mover del Espíritu Santo en nuestras vidas (Efesios 4:30)
2. Somos templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19)
3. Una vida de pecado no nos permite disfrutar la comunión con el Espíritu Santo (Efesios 2:1-5; 2 Corintios 4:4)
4. Un corazón dispuesto para Dios es terreno fértil al obrar del Espíritu Santo (1 Corintios 2:15, 16)
a. El Espíritu Santo nos ayuda en el crecimiento personal y espiritual (1 Corintios 2:9, 10)
b. El Espíritu Santo nos fortalece (1 Corintios 2:12, 13)
Conclusión:
Nuestro amado Señor Jesús anunció que sus discípulos serían bautizados con el Espíritu Santo. Hoy también podemos recibir ese bautismo (Hechos 1:4) La clave es rendirnos a Él. Dejar tanta prevención. Prevención que nos lleva a levantar barreras. Obstaculiza lo que el amado Padre celestial quiere hacer.
Otro aspecto de suma importancia es que el Espíritu Santo nos permite tener discernimiento espiritual en el ministerio y en los asuntos del Reino (Juan 16:13) ¿Qué hacer? Disponer nuestro corazón para Él (1 Corintios 2:15, 16)
No basta con leer libros sino con abrir las puertas de nuestro corazón al Espíritu de Dios. Él se encargará de hacer el resto.
Publicado en: Sermones
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