Experimentando la sanidad en nuestro mundo interior Dios
Base Bíblica: Proverbios 20:27; Romanos 12:1-3
Introducción:
Fuimos concebidos por Dios para disfrutar la libertad que Él nos ofrece. Su propósito eterno es que disfrutemos sanidad física y emocional. Que no permitamos atadura de ninguna clase. Quien se aprovecha de las puertas que le abrimos en la mente, es nuestro Adversario Satanás. Él no desaprovecha oportunidad. Procura gobernar los procesos de pensamiento, incluso el subconsciente, para traernos a la derrota, la sensación de no ser salvos y no haber recibido perdón de Dios. Cuando reconocemos que esa no es la voluntad de Dios para nosotros y le permitimos a Jesucristo que obre en nuestro ser, toda atadura se rompe y llegamos a ser verdaderamente libres. ¡Hoy es el día para que disfrute esa libertad que nos ofrece el Salvador, Jesucristo.
I. Necesitamos la sanidad de nuestro mundo interior
1. Muchos de los nuevos creyentes siguen arrastrando heridas, amargura y complejos (Proverbios 20:27)
a. Arrastran con un pesado pasado
b. Deben recibir sanidad interior
c. Nuestra mente debe ser transformada para que nuestras acciones sean transformadas también (Romanos 12:1-3)
2. Lo que nace de nuevo, al convertirnos a Cristo, es el espíritu (Cf. 2 Corintios 5:17). Dentro de la persona hay asuntos que deben resolverse en su mundo interior (Romanos 12:2)
a. Muchos padecimientos físicos obedecen a heridas del alma
b. Deben sanarse situaciones del pasado que le impiden a la persona vivir el presente
3. Quien nos permite experimentar sanidad interior es el Espíritu Santo (Romanos 8:14-16; 9:1)
4. Muchos creyentes viven con heridas en su mundo interior que les impiden disfrutar una vida plena
5. El nuevo nacimiento debe involucrar todo nuestro ser (Juan 3:3-7; 1 Tesalonicenses 5:23)
a. Dios es quien nos transforma (Ezequiel 36:26)
b. Si renovamos nuestra mente se renueva nuestra vida (Salmos 103:1, 3; 2 Corintios 4:16)
c. Las heridas emocionales impiden una real entrega a Dios
d. Las heridas emocionales impiden una vida plena, como ha estado desde siempre en el plan de Dios
6. Si se lo permitimos, Dios transformará nuestro mundo interior y nos llevará a un nuevo nivel (Isaías 43:18, 19)
II. Debemos renunciar a todo aquello que nos impide la sanidad interior
1. Es necesario apropiarnos de la obra redentora de Cristo Jesús, quien nos trajo salvación, liberación y sanidad interior (Cf. Lucas 4:18)
a. Muchos cristianos viven atados por traumas del pasado
b. Hasta tanto dejemos obrar a Dios, no seremos verdaderamente libres (Juan 8:31, 32)
c. Por la obra redentora del Señor Jesús nuestro amado Dios obra sanidad interior (Isaías 53:1-5)
2. El primer paso para la sanidad interior es el perdón (Mateo 18:34, 35; 6:14)
a. Nuestro Señor Jesús murió en la cruz para anular la falta de perdón (Cf. Colosenses 2:13, 14; Mateo 6:12)
b. La falta de perdón le da ventajas al enemigo espiritual (Cf. Efesios 4:27)
c. La falta de perdón corta la intimidad con Dios (Marcos 11:25)
3. El perdonar a quien nos ha causado daño parte no de una emoción sino de la decisión de obedecer a Dios
Pasos a seguir:
a. Es necesario arrepentirse y pedir perdón por nuestra actitud
b. Elabore una lista de personas a las que no ha perdonado
c. Declare con su voz el perdón a quien le causó daño (Santiago 5:16)
d. Renuncie a todo sentimiento destructivo por falta de perdón (Mateo 18:21, 22)
4. Es necesario renunciar a toda raíz de amargura (Hebreos 12:15)
a. La raíz de amargura produce enojo, celos, ira, maledicencia, enfermedades y dolor interior
b. La raíz de amargura contrista al Espíritu Santo (Efesios 4:30-32)
c. La raíz de amargura es un veneno que nos impide una vida plena
d. La raíz de amargura puede llevarnos a sentir molestia contra Dios (Cf. Rut 1:17)
e. La raíz de amargura nos encierra en una cárcel emocional (Hechos 8:23)
f. Salir de la raíz de amargura es posible cuando nos sometemos a Dios (Jeremías 15:18, 19)
5. El rechazo que hemos experimentado levanta barreras que impiden nuestra sanidad interior
a. El rechazo puede producirse en cualquier etapa del ser humano y nos marca para siempre
b. El rechazo impide el pleno desarrollo como persona
c. El rechazo desencadena baja autoestima y traumas
d. El rechazo genera en la persona una búsqueda permanente de aceptación de los demás
e. Quien nos libera de las secuelas del rechazo es el Señor Jesús, quien experimentó el rechazo (Isaías 53:1-4)
f. Dios no nos rechaza (Hebreos 10:19, 20; Colosenses 1:10)
g. El rechazo bloquea nuestra relación con Dios (Hebreos 4:15, 16)
h. Dios nos acepta tal como somos (Romanos 8:32-37; Romanos 8:1)
II. Los seres humanos ocultamos tras “máscaras” lo que hay en nuestro mundo interior
1. Las heridas emocionales comienzan desde el vientre, toman fuerza en la niñez y adolescencia y persisten hasta la edad adulta. Hay infinidad de personas que tienen un antifaz de felicidad , pero interiormente están heridos. a. Durante la infancia se educa o destruye una criatura
b. Durante la infancia se afecta su presente y se frustra su futuro
c. La educación de un niño es fundamental para darle seguridad o generarle baja autoestima.
2. ¿Qué caracteriza a los buenos padres, padres que edifican a sus hijos?
a. No hacer las cosas que los hijos pueden hacer por sí solos
b. Dejarlos experimentar aquello que sabemos, no les dañará
c. Permitir que los hijos se equivoquen y aprendan de sus errores
3. Si no permitimos que los niños desarrollen independencia , terminarán siendo adultos dependientes
a. ¿Cómo son las personas dependientes?
a.1. Afectuosos, amistosos, indefensos, dependientes de cuanto dicen los demás
a.2. Baja autoestima, no tienen iniciativa propia, indecisos, ansiosos
b. Cuando los padres coartamos la libertad de nuestros hijos para ser ellos y no para que colmen nuestras expectativas, afectamos su desarrollo.
b.1. Debemos enseñar a los hijos para que escojan entre lo bueno y lo malo (Cf. 1 Corintios 12:10; Hebreos 5:11-14; 1 Juan 4:1)
b.2. Los padres estamos llamados a acompañar a nuestros hijos en la crianza y no sobreprotegerlos.
4. El apóstol Pablo advirtió sobre la necesidad de ser cuidadosos al valorarnos y al valorar a otras personas (Gálatas 6:3, 4; Cf. Lucas 18:11, 12)
Identifiquemos las máscaras tras las que se esconden muchas personas:
5. La máscara de la hostilidad y la agresión
a. Corresponde por naturaleza a personas impulsivas, negativas y belicosas (Cf. Marcos 3:17; Lucas 9:51-56)
b. Se comportan de manera intimidatoria, con amargura y resentimiento
6. La máscara de la agresión pasiva
a. Son personas negativas, ambivalentes, inconformes y contradictorias
b. Van en contravía de todo y de todos, llevan la contraria, aplazan compromisos, son temerosos y buscan llamar la atención
7. La máscara del escrupuloso
a. Son compulsivos, controladores, adictos al trabajo
b. No expresan afecto, son avaros, materialistas, preocupados por el reconocimiento social
8. La máscara del aislamiento
a. Hay aislamiento parcial y permanente
b. Necesitan soledad, evitan relaciones duraderas, esperan aceptación sin críticas, son hipersensibles y no expresan fácilmente lo que sienten
9. El origen de las máscaras son los patrones de crianza que la persona interioriza y refleja en su comportamiento posterior
III. Hoy es el día para hacer un alto en el camino y ver dónde nos encontramos en nuestro mundo interior
1. Dios desea tratar con nuestro ser, en todas las áreas (Isaías 60:1)
a. Si no experimentamos crecimiento, es porque nosotros levantamos impedimentos
b. El 89% de los límites para cambiar y crecer los ponemos nosotros
c. Es enemigo espiritual nos acusa para impedir el crecimiento en todas las áreas (Cf. Apocalipsis 12:10; Hebreos 7:25)
c.1. Nos acusa delante de Dios. c.2. Nos acusa delante de los hombres. c.3. Nos acusa a nosotros mismos.
2. Hasta tanto no haya armonía en nuestro mundo interior, siempre experimentaremos enojo, temores, zozobra, una actitud conflictiva, complicar lo simple, egoísmo y búsqueda de reconocimiento
3. Dios desea que alcancemos libertad de la co-dependencia emocional que nos lleva a creer que nuestra armonía interior, gozo y realización provienen de las personas con las que nos relacionamos (Salmos 27:10-14)
4. Dios nos permite experimentar sanidad interior y crecimiento permanente (1 Corintios 15:58)
6. Pasos hacia la sanidad del rechazo:
a. Perdonar debe ser nuestro estilo de vida (Mateo 18:21, 22)
b. Renunciar a las ofensas (Efesios 4:26; Mateo 5:23, 24)
c. Disponer nuestro corazón para que nada nos dañe (Eclesiastés 10:4)
d. Arrepentimiento sincero (proverbios 8:13)
e. Confesar la falta de perdón (1 Juan 1:9)
f. Ser humilde para pedir perdón si hemos ofendido
g. Saber que, en Cristo Jesús, somos aceptados (Efesios 2:10; Salmos 139:16; Santiago 1:23, 24)
7.- La sanidad interior busca que Cristo sea formado en nosotros (Gálatas 2:20; 4:19)
Dios trae sanidad a nuestro mundo interior... IV. Dé los primeros pasos hacia la sanidad interior
1. Identifique áreas de engaño en su vida. Recuerde que la verdad nos hace libres (Cf. Juan 8:31, 32)
Verdad -> Gr. Ginosko -> Conocimiento de un principio, aplicación, desarrollo y el logro. Saber algo por experiencia personal
2. Tome control de su voluntad. Es necesario que pongamos filtro a nuestros pensamientos (1 Tesalonicenses 5:21).
a. Es necesario que usted resista en su voluntad y en su mente todos los pensamientos de maldad que le asaltan, enviados por Satanás (Cf. Santiago 4:7; 2 Corintios 10:5).
b. Si el Adversario controla nuestra voluntad tendrá dominio del cuerpo, muerte y espíritu (1 Corintios 9:26, 27)
Retener -> Gr. Kateco -> Sostener o sujetar firmemente. Gr. Kata -> Abajo. Gr. Eco -> Tener en la mente, adherir
3. Es necesario tomar decisiones con ayuda de Dios, asumiendo las consecuencias que se deriven.
V. El poder de Dios nos liberta para que podamos tomar control de las emociones y sentimientos
1. Quien gana ventaja con la permanencia de las heridas espirituales que experimentamos, es nuestro Adversario espiritual.
a. El propósito de Dios es que haya sanidad permanente en nuestro mundo interior (1 Tesalonicenses 5:23)
b. Las heridas emocionales comienzan con un hecho traumático que se transforma en resentimiento y da lugar al odio. A partir de entonces se produce la amargura de corazón y toma fuerza hasta llevar a la persona a la destrucción física y espiritual.
c. Satanás se aprovecha de las heridas emocionales (Cf. Efesios 4:279
2. Las heridas emocionales tienen factores desencadenantes:
a. Las relaciones rotas. Frecuentes en los matrimonios que terminan en divorcio y que desencadenan heridas en los cónyuges.
b. No perdonar.
La decisión de mantener la herida emocional y no perdonar al causante del mal, se constituye en una atadura espiritual (Cf. 2 Corintios 2:10, 11)
c. El Rechazo. Comienza generalmente desde la niñez y persiste en el tiempo. No obstante, los hechos traumáticos también afectan a los adultos.
d. El Maltrato. Se producen por las reacciones que se reciben de otras personas y que involucran violencia física y verbal. Causan heridas emocionales.
e. Palabras hirientes. Son términos expresados generalmente por alguien en estado de exaltación que producen heridas emocionales (Proverbios 10:31; Salmos 37:30)
f. Abuso sexual. Produce heridas emocionales que pueden marcar la vida de una persona para siempre.
h. Raíces de amargura. Constituyen el producto de heridas sin sanar que nos impiden una vida plena y desencadenan contaminación espiritual a otras personas (Cf. Hebreos 12:15)
h.1. Dios quiere que seamos libres de las consecuencias de los hechos traumáticos que nos afectaron (Hebreos 12:1)
h.2. Dios que nos creó, es el único que puede sanarnos
VI. Dios quiere traernos libertad a partir del perdón (Lucas 6:37)
1. Dios nos perdonó y espera que nosotros perdonemos a quienes nos han causado daño (Efesios 4:32)
a. Estar atados al pasado cuando no perdonamos, nos impide crecer en todas las áreas de nuestra vida.
b. Cuando perdonamos a quienes nos han causado daño, desatamosa quien nos causó daño y de paso quedamos libres (Juan 20:23)
2. Quien no perdona recibe las consecuencias de su determinación. Experimentará un estado de tormenta interior permanente (Mateo 18:21-35)
3. Quien más se perjudica es aquél que no perdona
3.1. ¿Qué produce la falta de perdón?
a. Produce enormes impedimentos para amar y ser amados.
b. Produce reacciones de resentimiento hacia quien nos causó daño.
c. Produce daño emocional y físico a quien experimenta ese rencor.
3.2. ¿Qué hace quien no perdona?
a. Siente que aquél que le causo daño “le debe algo”
b. Asume la posición de “No perdono hasta tanto me pidas perdón”. Como pasan los días y no advierte esa actitud, expresa su rechazo verbal y gestual a quien considera es el causante de su resentimiento.
c. Decide prorrogar su resentimiento por tiempo indefinido como una forma de expresar hacia él o ella palabras que la hieran, o a los menos pensamientos en los que imagina, está tomando venganza.
d. Genera estancamiento espiritual:
d.1. No perdonar es uno de los frutos de la carne (Gálatas 5:19-21).
d.2. Quien perdona, crece espiritualmente porque afianza en su vida los frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:21-25).
e. Experimenta falta de paz interior y exterior.
f. Aviva el deseo de tomar venganza.
4. Quien no perdona refleja su rencor y resentimiento en su relación con Dios y con los demás
a. Reacciones de no perdón (Gálatas 6: 7).
b. El resentimiento y la falta de perdón se “transpiran”.
c. Lo grave es que quien no perdona, desconoce que “transpira” rencor en sus relaciones interpersonales.
d. La falta de perdón puede permanecer por años.
¿Hacia quiénes pudiéramos guardar rencor por años, sin proponérnoslo?
d.1.- Hacia los padres.
d.2.- Hacia las personas con las que tuvimos una relación sentimental traumática.
d.3.- Hacia nuestros hermanos y amigos, de quienes sentimos, nos fallaron alguna vez.
5. ¿Por qué experimentamos falta de perdón en el corazón?
a. Experimentamos falta de perdón por las heridas provocadas a conciencia por terceros.
b. Experimentamos falta de perdón por la forma errada como percibimos que aquello que dijeron o hicieron “era a propósito” para herirnos, muchas veces sin que hubiese mediado ninguna intencionalidad.
c. Por un deseo represado de tomar venganza que nos lleva a dilatar cualquier arreglo.
d. ¿Por qué no se arreglan las situaciones?
d.1. Por el orgullo de quien nos causó daño.
d.2. Por nuestro orgullo de no dar el brazo a torcer.
d.3. Porque esperamos que los demás den el “primer paso”.
6. ¿Cómo identificamos en nosotros un espíritu no perdonador?
a. Cuando sentimos molestia apenas encontramos a consideramos que nos hizo daño.
b. Cuando aprovechamos la más mínima oportunidad para criticar a quien nos causó daño.
c. Cuando recordamos vívidamente el daño que nos causaron.
d. Cuando sentimos que nuestra vida es un “caos” por el daño que nos causaron.“La gente se ha equivocado al interpretar la santidad como el comportamiento perfecto, libre de defectos y errores. Pero no es así. Vivir en santidad es entregarse a cumplir aquellos mandatos que él nos da y que nos transforman cada día.” (Luna, Cahs. “En honor al Espíritu Santo”, Editorial Vida, EEUU. 2010, pg. 29)7. Para perdonar se requiere un cambio de actitud.
a. Debemos reconceptualizar la idea de que el perdón es para los “insulsos” y el rencor y la venganza para los “vivos”.
b. Cuando identificamos dónde tiene origen nuestro rencor a partir de tres preguntas:
b.1. ¿Dónde comenzó mi resentimiento?
b.2. ¿Qué me dijo o hizo la persona que considero me hizo daño, para sentirme así?
b.3. ¿Qué puedo hacer –como por ejemplo perdonar— para que la situación cambie?
c. Usted está en libertad de informarle a quien le hizo daño que “lo perdonó”, pero también, de guardar con prudencia esa decisión y más bien, cambiar su trato.
d. Leyendo Mateo 18:21, 22, aprendemos que no podemos poner “límites” al perdón.
e. Aprendemos también que Dios espera de nosotros que asumamos una actitud de “perdón” a quienes nos causan daño.
Conclusión:
Dios nos creó para que disfrutáramos una vida plena. Una existencia llena de dolor, angustia, desesperanza, sensación permanente de culpa no estaba en su mente cuando nos concibió a usted y a mí. Si quisiéramos sintetizarlo, podríamos decir que Dios nos creó para ser felices. No obstante lo anterior, nuestro Adversario espiritual— Satanás— m está empecinado desde el comienzo, en destruirnos. No concibe que nosotros podamos vivenciar la armonía en nuestro mundo interior. Si se lo permitimos, nos ata y lleva a prisiones de las que difícilmente podremos salir a menos que le abramos las puertas al Señor Jesús. Él vino a libertarnos, romper las cadenas, hacernos libres y darnos una vida de excelencia en todos los órdenes. Si se lo permitimos, el Señor Jesús sana nuestras heridas emocionales para que disfrutemos esa existencia renovada. La decisión está en nuestras manos. Es necesario que le abramos las puertas del corazón al obrar de Jesucristo.
Publicado en: Sermones
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