La nueva vida del creyente

Base Escritural: Colosenses 3:1-11

Introducción:

Los creyentes estamos revestidos de una nueva naturaleza gracias a nuestra fe en el Señor Jesucristo. Al nacer de nuevo, nuestros parámetros deben estar en consonancia con las leyes del Reino de Dios. Ese hecho es el que nos lleva a crecer espiritualmente y nos garantiza que resucitaremos a la eternidad con el Señor Jesucristo.

I. Creer en el Señor Jesucristo nos otorga una nueva naturaleza (vv.1-4).

1. Morimos al pecado, nacemos a una nueva vida (v. 1 a).

2. La nueva naturaleza nos compromete a poner la mirada en las leyes del Reino de Dios (vv. 1 b, 2).

3. La nueva naturaleza nos garantiza que no moriremos eternamente. Resucitaremos con él (v. 4).

II. La nueva naturaleza en Cristo nos compromete a decidirnos por el cambio (v. 5-7).

1. El camino del cristiano parte de una decisión (v. 5).

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros...”

2. La carga terrenal nos obstaculiza el crecimiento (v. 5).

3. Es necesario que mueran en nosotros (v. 5).

a. Fornicación

b. Impurezas, incluyendo pensamientos deshonestos.

c. Pasiones desordenadas (necesidad de controlar el cuerpo)

d. Malos deseos

e. Avaricia, que es otra forma de idolatría

III.- La nueva naturaleza en cristo nos compromete a emprender el proceso de crecimiento espiritual (v. 8)

1. El cristiano debe crecer en el plano espiritual (v. 8).

a. En sus actitudes frente a la vida: dejar ira, enojo, malicia

b. En la conducta que afecta el testimonio de vida: blasfemia, palabras deshonestas, mentira.

2. El crecimiento espiritual es día a día (vv. 9, 10, 11).

— Renovándonos hasta el conocimiento pleno.

Conclusión:

Con demasiada frecuencia olvidamos que como cristianos estamos creciendo día a día en la fe. Es un proceso. No se logra de un momento a otro ni de la noche a la mañana. Esa disposición de crecernos lleva a dejar de lado aquellos aspectos que tenemos claro, no edifican nuestra vida espiritual.