Prepare a su familia para recibir bendiciones
Base Bíblica: Romanos 11:36 Josué 24:14 15; Hechos 16:25-34; 1 Corintios 7:14
Introducción:
¿Ha meditado en el hecho de que nuestra familia fue llamada por Dios para recibir bendiciones? Es importante que piense en el asunto porque reviste singular importancia. Ahora, el paso a una vida ordinaria a una dimensión extraordinaria, de bendiciones, parte de su decisión de rendir y consagrar la familia en manos de Dios. No es un paso fácil, y hay que reconocerlo; no obstante, cuando entregamos nuestra relación conyugal y a nuestros hijos en manos del Señor, todo comienza a ser diferente. Decídase hoy. Someter al Padre nuestro hogar es la mejor decisión que podemos tomar, como aprenderemos hoy con fundamento en las Escrituras.
I.- Nuestra familia le pertenece a Dios
1.- Todo cuanto existe, incluyendo nuestra vida y la de quienes integran la familia le pertenece a Dios (Romanos 11:36)
2.- El cónyuge constituye una bendición de Dios para nuestra vida (Génesis 2:22-24)
3.- Nuestros hijos son herencia de Dios a la que debemos administrar sabiamente (Salmos 127:3-5)
II.- Si nuestra familia le pertenece a Dios, debemos consagrarla para Él
1.- Si todo le pertenece a Dios, debemos optar por servirle junto con nuestra familia, tal como lo determinó Josué (Josué 24:14 15)
2.- Aun cuando resulta un paso muy duro, debemos entregar en manos de Dios a cada miembro de la familia, como lo hizo Abraham (Génesis 22:1-4; 9-14)
3.- Al igual que Ana, la mujer de Elcana, debemos consagrar nuestros hijos a Dios. Ana lo hizo con Samuel, su hijo, y Dios le concedió una vida victoriosa y con propósito (1 Samuel 1:21-28)
4.- Rendimos la familia a Dios porque la salvación es una promesa para nuestro cónyuge e hijos (Hechos 16:25-34; 1 Corintios 7:14)
III.- Cuando rendimos nuestra familia en manos de Dios, hoy recibimos bendiciones y también nuestra descendencia
1.- Dios promete bendiciones sobre nuestra descendencia (Isaías 44:3)
2.- Dios prometió guía y paz para nuestra generación presente y nuestra descendencia (Isaías 54:13)
3.- Dios prometió que Su pacto eterno y la presencia de Su Espíritu permanecerán con nuestros hijos y su descendencia (Isaías 59:21)
4.- Dios prometió guardar y proteger a nuestros hijos y a su descendencia (Proverbios 11:21)
5.- Dios promete extender Su misericordia a nuestra familia y a toda su descendencia (Salmos 103:17)
Conclusión:
Piense por un instante que el corazón de Dios se siente dolido cada vez que ve a la familia enfrascada en tremendas dificultades, discusiones y disensión. Él más que nadie sabe que la crisis tiene origen en distanciarnos de Su Presencia, y de no concederle el primer lugar en el entorno familiar. Cuando lo hacemos, en cambio, Él toma el control de las relaciones intrafamiliares, el clima en general comienza a cambiar en casa, pero algo más: Podemos apropiarnos de las promesas que Él nos brinda en las Escrituras, y comenzar a disfrutar de sus poderosas bendiciones. Rendir nuestra familia a Dios es una decisión que debemos tomar hoy, en la certeza de que afectará positivamente no solo a nuestro cónyuge e hijos, sino que además tendrá influencia en toda una generación con abundantes bendiciones...
Publicado en: Sermones
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