Transformando vidas a través de la oración

Base Bíblica: Filipenses 1: 3-11

Introducción

Todos de una u otra forma hemos anhelado que los seres que amamos, experimenten cambios. No transitorios sino duraderos. La Biblia enseña que el único que transforma vidas, es Dios (Daniel 4:16; 2 Corintios 5: 17)

Sobre esa base, hoy reflexionaremos a partir del texto de Filipenses 1: 3-11, en el cual el apóstol Pablo refiere de qué manera clamaba por los creyentes de Filipos para que fueran transformados y crecieran en Cristo Jesús.

A través del sencillo estudio de hoy, aprenderemos que Dios puede generar transformación en nuestro cónyuge, hijos y en los seres que amamos.

Hoy aprenderemos principios que nos ayudarán a seguir avanzando en el proceso de crecimiento personal, espiritual y familiar. ¡Bienvenidos!

I.- EN ORACIÓN A DIOS IMPACTAMOS VIDAS (vv. 3-5)

1.- Tener presentes en nuestras oraciones a las personas que amamos (v. 3)

2.- Tener la certeza de que Dios en aquellas personas por quienes intercedemos (v. 4)

3.- Tener la certeza de que Dios traerá crecimiento a quienes caminan en la Palabra (v. 5)

II.- EN ORACIÓN PODEMOS VER RESULTADOSREPRESENTADOS EN UNA TRANSFORMACIÓN REAL (vv. 6, 7)

1.- Dios tiene un plan para toda persona (v. 6)

2.- Dios cumplirá Su plan en toda persona que se rinde a Él (v. 6)

3.- Dios tiene misericordia para permitirnos avanzar en Su plan eterno (v. 7)

III.- EN ORACIÓN CONTRIBUIMOS PARA QUE EL PODER DE DIOS TRAIGA CRECIMIENTO EN LAS PERSONAS QUE AMAMOS (vv. 8-11)

1.- Perseveramos en oración por las personas que amamos (v. 8)

2.- Perseveramos en oración para que las personas que amamos dispongan su vida para Dios (v. 9)

3.- Perseveramos en oración para que las personas que amamos crezcan hacia nuevos niveles (vv. 10, 11)

Conclusión

Dios trae transformación en la vida de quienes disponen su vida para Él. Por ese motivo, si hay algo que debemos hacer en nuestra condición de creyentes, es interceder por aquellos seres que amamos (cónyuge, hijos, padres, hermanos etc.)

No podemos perder de vista el hecho de que Dios tiene el poder de transformar vidas y Él lo hará con aquellas personas que componen nuestro entorno familiar y con quienes interactuamos.