Una alma, una sola, vale mucho para Dios
Base Bíblica: Lucas 15:1-10
Introducción:
El valor de un alma es incalculable a los ojos de Dios. El Padre envió a Su amado Hijo Jesús para salvar a la humanidad. En las Escrituras leemos que “...a todos los que lo recibieron, a los que creyeron en su Nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos, no nacieron de sangre, ni por el impulso de la carne, ni por el deseo de varón, sino de Dios” (Juan 1:12, 13). También leemos en el Evangelio: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3.17).
El compromiso que nos asiste como ministros y discípulos de Cristo son proclamar las Buenas Nuevas de Salvación a toda criatura. He aquí un principio que dinamizará a las congregaciones, contribuirá a su crecimiento espiritual y de membresía, y hace práctica la Gran Comisión. En tanto no asumamos esta tarea, millares de vidas se perderán para la eternidad.
Desarrollo del Tema:
1.- En la definición de personas a quienes tornamos en blanco perfecto para compartirle las Buenas Nuevas del Reino de Dios, no hay lugar a opciones de ninguna índole. Los pecadores son nuestro objetivo (v. 2).
2.- ¿Quiénes –de acuerdo con el Señor Jesús— constituyen la prioridad para impulsar nuestros esfuerzos evangelísticos? (vv.4, 5).
3.- ¿Ha pensado cómo se siente nuestro amado Dios y Padre cuando un alma es ganada para el Reino? (v. 6).
a.- ¿De qué manera estás contribuyendo al gozo de Dios?
b.- ¿Has meditado en el valor que tiene un alma delante de Dios? (v. 7).
4.- Aprendemos en las enseñanzas del Señor Jesús que no debemos escatimar esfuerzos en la proclamación de las Buenas Nuevas de Salvación (v. 8).
a.- ¿Has escatimado esfuerzos tú y la congregación que lideras?
b.- Este año, ¿cuántas almas has ganado para Cristo en un escenario diferente del templo, y del púlpito?
5.- ¿Has meditado en el hecho de que nuestro amado Dios y Padre se goza con la labor de un ganador de almas? (vv.9, 10).
Conclusión:
No podemos desligarnos del enorme compromiso que tenemos de evangelizar. El apóstol Pablo escribió: “¿Y cómo creerán en aquél de quien no han oído? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Pues está escrito: “!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian las Buenas Noticias!” (Romanos 10:14. 15).
El siguiente taller busca, en un marco de diálogo y sana discusión en grupo, analizar el tema: “¿Cuánto vale un alma para Dios?”.
Publicado en: Sermones
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